No es literatura de ficción, ni un ensayo o trabajo monográfico, es un estudio diacrónico que la autora ha plasmado en páginas, recorriendo los diferentes estilos vanguardistas según épocas, modas, personalidades, gustos musicales.
En este trabajo minucioso, el contexto histórico apuntala y enmarca cada tribu urbana, cada minoría extravagante que genera rechazos en unos, identificación en otros, y sobre todo intentan abrir paso al proceso cultural de modernización constante en lo ideológico y social, desestructurando el sistema preestablecido por los cánones estipulados en cada período. Es así, que en tal recorrido encontramos flippers, shipsters, beats, hippies, psicodélicos, skinheads, heavys, punks, rastafaris, hip hoperos, raperos, darks, industriales, góticos: con sus subestilos: medieval, victoriano, sick, etc..; ravers, otakus o animees, hackers, decorers, freaks, alternativos, metrosexuales, gossip girls, entre otras variantes de la actualidad.
Estas manifestaciones culturales, ideológicas y espirituales, encuentran viabilidad en la estética, en las artes, en el diferenciarse y construirse desde una indumentaria creativa, distintiva.
La joven escritora, diseñadora de indumentaria y gran observadora social, nos muestra una galería de “tribus”, iniciando su relato desde los años veinte hasta la actualidad. Un recorrido que pone de manifiesto las necesidades y sentimientos de la cultura occidental, desde la mirada de los grandes diseñadores como Vionnet, Chanel, Dior, entre otros; la música influyente en los estilos de jazz, soul, rock, ska, reggae, funk, hip hop, heavy metal, disco, etc.; personalidades famosas, referentes de todos ellos.
Por último, cabe aclarar que el libro presenta magníficas ilustraciones paratextuales que resemantizan el texto, realizadas -vale la mención- por el artista chivilcoyano Luis Disanti.
Comentó: Florencia Aspiro, para OXIDO.-
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